Talk About Food Prices!

Conversations these days in both Venezuela and Minnesota inevitably gravitate to the coronavirus and social distancing restrictions, but what about back in “normal” times? In Minnesota the go-to topic is weather. With temps into the 90’s almost every day, people here do comment on the heat, but what really gets people talking is the price of cooking oil, sugar and rice. When was the last time you had a lively discussion over such things? Probably never, I’d guess, but this is Venezuela where people spend most of their income on food. Once they get rolling, people often become more animated, moving on to the price of eggs, milk and chicken.

I did a cost comparison this past week of the basic food items in the Venezuelan basket, converting various sized packaging to the price per pound, quart and dozen. The Venezuelan prices are what we pay buying in volume at a place similar to Sam’s Club or Costco. Most people here don’t have access to such stores, lacking a vehicle to get there and cash

on hand to buy in volume, and generally pay at least 25% more at local stores. Minnesota prices are as advertised last week for online shopping at Cub with the exception of potatoes and onions which, as you know, are always cheapest at Kwik Trip. You may wonder why I didn’t include frozen pizza, ice cream, baked beans, tuna, or other items which would have been on my shopping list back in Minnesota. I haven’t seen a frozen pizza since arriving in Venezuela nine months ago, tasted ice cream just once, and have yet to eat or even see food that comes in a can. The average Venezuelan family eats little or no processed food.

Contrary to what folks in Minnesota had heard in the past, there is no food shortage here. Even neighborhood shops are well-stocked. Such was not the case here three years ago when, with skyrocketing inflation, the government set price limits on basic food items. Merchants couldn’t purchase those commodities for less than what they had to sell them, so store shelves were empty. The current issue is not availability but affordability.

The median annual household income in Minnesota in 2018 was a bit over $70,000 of which around 12% or $8,400 was spent on food with approximately $4,800 being food at home and $3,600 at restaurants. Although the typical family in our parish hasn’t eaten at a restaurant for years and has a much simpler, less expensive shopping list when going to the market, they spend nearly 100% of their income on food. How can that be?

The minimum salary here is currently around $3 a month, obviously not enough to feed a family for a few days much less an entire month. To retain good workers, most companies give employees an additional monthly bonus of $20 to $30. Those with a “Carnet de la Patria” (homeland card), which the government began issuing in 2016, receive around $3 every couple weeks deposited to their bank account and a box of basic food items distributed by the government every 2 or 3 months. The downside is that the card can be used to track votes in elections. Concerned that the card is really a political tool for buying votes, many people don’t apply for one.

More than 5 million Venezuelans have left the country in the past five years, adding another important source of support for families in the form of money sent from foreign countries. Venezuela allows transfers up to $100 at a time through DHL, UPS, and Western Union from which a commission of around $20 is deducted. Unfortunately, not every family has relatives in foreign countries to support them. Not all apply for a homeland card. Many workers, public school teachers included, receive only the basic salary with no monthly bonus, and those retirees who qualify for a government pension only receive the equivalent of around $1.50 a month. So, next time you get to talking with your friends and neighbors, after reviewing the latest on the coronavirus and the Minnesota weather scene, consider adding the price of cooking oil, sugar and rice to your conversation and why, for many of our Venezuelan people, those prices are the major conversation starters every day.

Points to ponder
What percentage of your family income do you spend on food? What would you remove from your shopping list if you had to cut way back on food purchases? What about eating out?


Hablando de los precios de los alimentos

Las conversaciones en estos días tanto en Venezuela como en Minnesota inevitablemente gravitan sobre el coronavirus y las restricciones de distanciamiento social, pero ¿de qué se habla en los “tiempos normales”? En Minnesota el tema más común es el clima. Aquí en Venezuela la gente comenta sobre el calor, pero lo que realmente se enfoca la conversación es el precio del aceite, el azúcar y el arroz. ¿Cuándo fue la última vez que tuvieron una animada discusión sobre estas cosas? Probablemente nunca, pero esto es Venezuela donde la gente gasta casi todos sus ingresos en comida. Una vez que se caliente un poco, la conversación pasa animadamente al precio de los huevos, la leche y el pollo.

Hice una comparación en cuanto cuestan los alimentos básicos entre las tiendas en Venezuela y Minnesota donde se puede conseguir los precios más baratos, convirtiendo todo en dólares US. Los precios dados por Venezuela son los que pagamos en tiendas donde salen más baratos por comprar en volumen. La mayoría de la gente no tiene acceso a tales tiendas por falta de un vehículo para llegar allí y de dinero suficiente para comprar en volumen, y generalmente pagan por lo menos 25% más en las tiendas locales. Posiblemente me preguntarán por qué no incluí pizza congelada, helado, frijoles y atún en lata, y otros cosas que siempre tenía en mi lista de compras en Minnesota. La verdad es que no he visto una pizza congelada desde cuando llegué a Venezuela, he probado helado una sola vez, y no he comido ni visto comida que viene en lata. La familia venezolana come muy poco o nada de los alimentos procesados.

Hace tres años había un terrible escasez de alimentos aquí. Con una inflación galopante, el gobierno fijó límites de precios en los alimentos básicos, resulto que los comerciantes no podían comprarlos por un precio más barato de lo que tenían que venderlos y, por eso, los estantes estaban vacíos. Hoy en día, todas las tiendas están bien surtidas. El problema actual no es la disponibilidad sino la asequibilidad de los alimentos.

El promedio de los ingresos anuales de las familias en Minnesota en 2018 era un poco más de $70.000 US de que gastaron 12% ($8.400) para la comida en la casa ($4.800) y en restaurantes ($3.600). Las familias de nuestra parroquia no come en restaurantes y su lista de compras es mucho más sencillo que la de la gente en Minnesota. Sin embargo, gastan casi todos sus ingresos en comida. ¿Cómo puede ser eso?

El sueldo mínimo en Venezuela es de alrededor de $3 US al mes. Eso no es suficiente para alimentar a una familia por una semana, mucho menos un mes entero. Para retener a los buenos trabajadores, la mayoría de las empresas dan a los empleados un bono adicional de $20 a $30 mensual. Los ciudadanos con un “Carnet de la Patria” reciben alrededor de $3 cada mes depositado en su cuenta bancaria y una caja de alimentos básicos distribuidos por el gobierno cada 2 o 3 meses. El problema es que la tarjeta puede ser utilizada para rastrear los votos en las elecciones y, por eso, mucha gente no la solicita. Más de 5 millones de venezolanos han dejado el país en los últimos cinco años, añadiendo otra importante fuente de apoyo a las familias en forma de dinero enviado desde el extranjero. Venezuela permite transferencias de hasta $100 US a la vez a través de DHL, UPS y Western Union de las cuales se deduce una comisión de unos $20 US.

Desafortunadamente, no todos tienen familia en países extranjeros que las apoyen. Muchos trabajadores, incluidos los maestros no reciben más del salario básico sin bonificación mensual. Los jubilados que califican para una pensión del gobierno sólo reciben alrededor de $1.50 al mes. Por eso, la próxima vez que hable con sus amigos y vecinos, después de revisar lo último sobre el coronavirus y el clima de Minnesota, considere incluir en su conversación el precio del aceite de cocina, el azúcar y el arroz y por qué, aquí en Venezuela, esos precios son los principales temas de conversación todos los días.

Puntos a Considerar
¿Qué porcentaje de los ingresos de tu familia gastan en comida? ¿Qué eliminarían de su lista de compras si tuvieran que reducir las compras de alimentos? ¿Qué hay de comer en restaurantes?